El futuro del sector cerámico español depende de si es capaz de salir del hoyo energético
Antonio Querol
Antonio Querol, la voz de un genio creativo y apasionado
Antonio Querol Villalba fue licenciado en ciencias químicas, especialidad en química industrial por la Universidad de Valencia. Tuvo una amplia experiencia industrial en entornos de producción e investigación, principalmente en la industria cerámica, a la que dedicó más de 33 años de su vida profesional. Desde ATC rendimos un gran homenaje a su figura
- Cómo fueron sus inicios en la industria cerámica?
Mis inicios en el sector cerámico casi fueron de nacimiento porque mi padre era camionero en una fábrica de ladrillos, mi abuelo era vigilante en una fábrica de ladrillos y cuando me casé mi cuñado era alfarero. Yo y la cerámica tenemos vínculos muy antiguos y fuertes. De hecho, uno de mis primeros juguetes fueron ladrillos que yo rompía y les daba forma de coches. Tenía a claro que quería estudiar ciencias. Estudié Ciencias Químicas, me especialicé en cerámica y me enamoré de la cerámica. Yo siempre he dicho que para hacer un proyecto te tienes que enamorar de él, tienes que estar convencido de que ese proyecto es necesario y dedicarle horas
como a un amor. O te enamoras de lo que estás haciendo o no lo vas a hacer bien y yo siempre he querido hacerlo bien.
- ¿Y cómo fueron esos primeros cortejos con la industria cerámica?
Fueron divertidos. Mi primer trabajo fue antes de licenciarme. En la carrera me exigían que hiciera un informe de una empresa y fui a la empresa en la que trabajaba mi padre. Allí hice un informe exhaustivo y luego hice un informe sobre una fábrica de azulejos. Luego vino la mili y, en lugar de pasar de la cerámica, me fui al Instituto de Cerámica y Vidrio, que estaba en Arganda (Madrid) y me invitaron a hacer cursos. Finalizaba la mili, recibí una llamada de un antiguo profesor y textualmente me dijo: “Antonio, están buscando a alguien que quiera trabajar mucho y cobrar poco”. Y yo le dije: “Yo”. Mis comienzos fueron en una fábrica de azulejos, de pavimentos concretamente, en Cerypsa, en Onda, y ahí empecé a jugar con lo que era la innovación y la cerámica.
- ¿Cómo era la industria cerámica del momento?
En cerámica siempre se han utilizado máquinas, lo que pasa es que se utilizaban en la bicocción tradicional, una cocción en la que primero das resistencia al azulejo, a lo que es el soporte, y luego lo vas a decorar. En la decoración de la bicocción tradicional había una resistencia mecánica. En Cerypsa comenzamos a jugar con serigrafiar la monococción gres. Cada vez que lo intentábamos hacíamos una montaña de tiestos porque se rompían casi todos… Y un día y otro día, y ahora vamos a probar las correas así, y la espátula así… Prueba y error, en aquella época ciencia había poca.
- ¿Qué siguió después?
Una vez lo consigue uno, todos los demás también. En 1981, el año en que terminé la carrera si no recuerdo mal, se hizo el primer horno monostrato, horno de rodillos, donde se pudo hacer la primera monocción, creo que fue en Novogres. A partir de ahí se comenzó a expandir esa tecnología, primero en España y luego en Italia. Fue posterior la porosa, es decir el revestimiento, que ya necesitó un trabajo más intenso porque ahí era necesario que el azulejo después tuviera una porosidad mayor que el gres para poderlo encolar y ponerlo en las paredes y luego ya surgió la porosa de pasta blanca, todo ello seguido por un desarrollo muy intenso de los fabricantes de fritas, esmaltes y colorantes, es decir, ahí no se le puede atribuir a nadie la invención de la monococción porosa ni de la monococción gres porque fue un poco de cada uno. La primera frita de porosa que se desarrolló venía de una frita de un blanco de Zirconio que había desarrollado Ferro para bicocción tradicional.
- ¿Cuál ha sido siempre la gran diferencia entre España e Italia?
La gran diferencia que ha habido siempre entre España e Italia es que ellos han jugado siempre con ventaja. Ventaja en cuanto a que tienen unas arcillas blancas muy buenas, no tienen arcillas rojas con lo cual no pueden hacer el gres que nosotros hacíamos, por lo que tenían que ir a gres pasta blanca y son unos genios en el marketing y decían que la cerámica española era una cerámica sucia, porque el soporte era rojo, no era blanco inmaculado. como el de ellos. En aquella época, estamos hablando de finales de los ochenta, el desarrollo de maquinaria era casi exclusivo de Italia, eran los reyes de la creación de maquinaria cerámica con una excepción: los hornos. Los hornos fueron suizos, italianos, alemanes, españoles, pero nuevamente un mix de todos. Pero Italia mantuvo esa posición de líder, a base de adquisiciones,
durante muchos años.
- ¿Cuál ha sido el principal hito innovador disruptivo?
En 2000 llegan unos chavalillos y pegan un golpe sobre la mesa y dicen: “Vamos a conseguir la introducción de la tecnología digital en la cerámica”. Ese, sin duda, ha sido el hito disruptivo más importante que ha tenido la cerámica, y no solo la cerámica, porque ahora también lo está viviendo el textil, el papel, otros sectores que están llevando a la práctica la teoría de la fabricación 4.0. Llevamos décadas hablando de la tecnología 4.0 sin saber qué era, hasta que surgió la impresión digital.
- Usted es uno de los padres de esta tecnología, ¿Qué siente?
Yo no estoy muy orgulloso del resultado porque parece que todos hagan fotocopias de mármoles. Cualquiera que me haya escuchado, yo siempre he dicho que nosotros hicimos una herramienta, no hicimos la máquina definitiva de hacer azulejos. Que igual que existía la prensa para hacer el soporte, que existía el secadero, el horno para cocer el azulejo, pues la impresión digital era una herramienta para decorar y que había que darle más sustancia con otras tecnologías ya tradicionales. Mi opinión es que desde el año 2000 no se hace cerámica, se hacen fotocopias de mármol en azulejos.
- Sorprende que no se sienta orgulloso de la revolución que ha marcado un antes y un después en la industria cerámica…
Cuidado, orgulloso en la aplicación sí, pero no en el resultado, porque son cosas muy diferentes.
- Y en la aplicación, ¿Qué falta?
Yo soy un apóstol de la innovación continuada y llevo muchos años diciendo que el hacer unos mármoles muy bonitos no quita que las tintas sean algo más que ecológicas. Estoy intentando predicar el que se funcionalice la cerámica, que no tenga solo una función estética, que es la única que tiene ahora. No tenemos un azulejo
al que le apliquemos un voltaje y se encienda, no tenemos un azulejo que lo pisemos y genere electricidad, por ejemplo.
- ¿Corre peligro el liderazgo del clúster cerámico español como polo de innovación?
Peligramos por nosotros mismos. Una de las cosas que más me duele es cómo se ha tratado a los fabricantes de maquinaria españoles. En el año 2000, cuando hicimos la demostración de la nueva tecnología en la feria Cevisama, aquello fue un caos absoluto. Nosotros teníamos previsto hacer una demostración cada dos o tres horas en el estand y terminamos haciendo una demostración cada cinco minutos. durante los siete días que duró la feria. Entonces venían todos los fabricantes, todos los técnicos, y uno de los capos de las azulejeras que tenía una importancia mundial se me quedó mirando y me dijo: “Antonio, esta tecnología es revolucionaria, pero la compraré cuando sea italiana”. Me quedé frío. La gran ventaja es que el sector más pujante alrededor de la industria cerámica, que es el sector de fritas, esmaltes
y colores, está controlado por españoles. Esa ha sido siempre la gran ventaja, la cercanía, el tener a los interlocutores al lado. En estas demostraciones de
la nueva tecnología en Cevisama 2000, otra de las frases que más escuchada era: “Eso ya se me había ocurrido a mí”. Y mi respuesta llegó un momento
en que dejó de ser amable para ser ácida: “Sí, pero los que hemos estado trabajando como negros hemos sido nosotros, y el resultado está aquí”. Y mira si trabajamos como negros que les costó seis años pillarnos después.
- ¿Cómo fue este trabajo que ha supuesto un antes y un después en el sector cerámico mundial?
Fue un trabajo duro y bonito. No existían tintas, por lo que la química preexistente no valía, había que hacer una tinta especial para eso, tanto tintas como el esmalte. Al principio necesitábamos un esmalte especial para que saliera el amarillo, con lo cual la textura era la que había y no había opción para cambiar. Actualmente se están haciendo azulejos con texturas brillantes, mate, relieves, metalizados, lustres… Todo esto viene de un desarrollo en el cual alguien tuvo que decir si no hay me lo invento. No vale eso de decir a mí se había ocurrido, porque lo importante y difícil es conseguir hacerlo.
- ¿Y puede haber una innovación en un futuro que sea comparable a la inyección digital que ustedes plantearon en aquella Cevisama del año 2000 y en la que dejaron a todo el sector con la boca abierta?
Yo ahí primero tengo que ser justo con el sector. Decir que la inyección de tinta ha sido un hito irrepetible y el mayor hito quizá no sea justo. El mayor hito fue la introducción de la monocción, sin ninguna duda. Si vamos más atrás la utilización de prensas hidráulicas, pero bueno, la monocción fue un avance claro. Pasamos de hacer ciclos de horas, de muchas horas, a que se consgiuiera en minutos. Recuerdo que cuando trabajaba en la fabricación odiaba a quien había inventado la monocción porque antes, yo trabajé algo en bicocción, hacías una modificación en el horno y decías, bueno pasado mañana lo veo. Pero con monococción, hacías una modificación en el horno y a los 20 minutos lo tenías fuera. Por eso, si tenías un problema de curvatura en el azulejo y hacías una corrección eso eran 20 minutos cada vez. Y llegaba a mi casa con una facilidad enorme a las tres y a las cuatro de la mañana. Y a las ocho ya estaba allí. Había días de dormir cinco horas o dormir muy poquito. Te puedo contar la anécdota de que mi récord es no salir de una fábrica de azulejos en siete días.
- ¿Qué le falta al sector?
Al sector le falta innovar en liderazgo. Porque estamos ahora inmersos en la formación, pero nos estamos olvidando de formar a los directivos, a los directores de planta, a los directores técnicos. También es urgente innovar en la eficiencia del consumo energético. La cerámica es una consumidora nata de energía y, sobre todo,
gas, y al precio que está el gas o inventamos algo o será imposible competir.
- ¿Es factible introducir nuevas formas de energía en la fabricación de azulejos?
La electrificación de los hornos es una soberana tontería. Es decir, hay que saber cómo se va a generar esa electricidad para no pedirle peras al olmo. Solo hay una forma de generar electricidad en este momento a través de energías limpias: hidroeléctrica, solar o eólica, no hay más. Si queremos generar la cantidad de electricidad que consume un horno eléctrico de cerámica hay que quemar gas, hay que meterlo en una turbina, eso se llama cogeneración, de paso que genero energía para el atomizador genero electricidad para la planta, pero los coeficientes de rentabilidad, rendimiento, eficacia que tiene la conversión de gas a electricidad son muy bajos. En cuanto al hidrógeno, se puede ir introduciéndolo mezclado con gas natural y aumentar progresivamente el porcentaje de hidrógeno en la progresión de gas natural e hidrógeno. Y cuando te quede cien por cien hidrógeno ya tienes el cambio y la transición en energía limpia y pura, pero para eso hace falta inversiones y seguir montando molinos eólicos, a pesar de que son feísimos, y no hacer tonterías. Yo soy ecologista como el que más, pero parar las centrales nucleares en este momento es la mayor estupidez que vamos a hacer.
- ¿Cómo ve el futuro de la industria y del clúster tal y como lo conocemos en estos momentos?
Comencemos con que la palabra clúster no me gusta porque parece que sea algo cerrado y no lo es. Curiosamente a la cerámica se le atribuyen méritos que no son propios. La prensa hidráulica no se inventó para cerámica, se inventó para chapa. El horno cerámico de rodillos no se inventó para cerámica, se inventó para otro fin, que
creo que era tensar ballestas. El atomizador no se hizo para la cerámica, se hizo para farmacia. Es decir, el clúster cerámico, una de sus grandes virtudes, es la de mirar a su alrededor y coger ideas buenas. El tema de la inkjet es simplemente mirar alrededor. Tengo lo que me hace falta, la idea la tenemos todos, pues voy a hacerlo, eso no lo han hecho todos. Al sector, al grupo de sectores que hay involucrados, el futuro depende de si van a ser capaces de salir del hoyo energético en el que se van a meter. Es donde veo el gran problema más que en que sean capaces de encontrar soluciones funcionales para hacer azulejos. Hay que ser optimista porque hay grupos de investigación muy activos e interesantes y hay gente muy válida en el sector. Todas las empresas y las patronales como Ascer, ANFFECC y Asebec tienen que unirse y presionar al Gobierno porque la industria precisa cubrir las necesidades energéticas. Esperemos que alguien nos haga caso.