Peronda siempre ha procurado ser pionero en las tendencias de fabricación

Joaquín Peris, químico de vocación y técnico cerámico de corazón

Nacido en Onda en 1944, Joaquín Peris Fornas es perito industrial químico titulado en la Escuela Industrial de Barcelona. En 1965 se incorporó a la empresa familiar, entonces denominada Peris y Cía. S.L. -que hoy se llama Peronda Group- se formó primero como técnico y luego se convirtió en Director general de la misma. Jubilado desde el año 2009, en la actualidad sigue colaborando como consejero delegado en Peronda group y Atomizadora S.A.

  • ¿Estudió químicas por vocación o ya vio su camino marcado por la empresa familiar?

Fundamentalmente yo ya venía marcado. En mis vacaciones, cuando venía a casa, pues paseaba continuamente por fábrica y siendo un niño ya me sentía cómodo paseando por la fábrica que mi padre entonces dirigía.

  • Su padre es también su tutor en la empresa, por así decirlo.

Mi padre me ha influido mucho toda la vida. Él no tenía estudios y terminada la guerra entró en una fábrica de las más importantes de la zona, que era Cedolesa. El dueño era Eloy Domínguez Veiga, que era una persona importante del momento en el sector. Mi padre era encargado general de Cedolesa, de Onda. Y él supo aprovechar la suerte: al acabar la II Guerra Mundial, vinieron de Polonia muchos técnicos y gente cualificada de allí y Domínguez los iba incorporando a sus industrias. Mi padre supo aprovechar la sabiduría, los conocimientos de esta gente y aprendió a fundir esmaltes y a calcinar colores.

  • Fue uno de los hitos de su carrera profesional.

Claro. Y luego mi padre tuvo la oportunidad de trabajar con unos empresarios de Onda, y de ahí, la ocasión de dirigir una nueva fábrica, llamada después PJV. De ahí salió posteriormente Peris y Cia. Más tarde, sobre el año 68-69 se funda la primera planta de la actual Peronda.

  • ¿Qué destacaría de sus enseñanzas?

Me enseñó que la fábrica era lo primero: no tiene horarios y la persona que dirige, la persona técnica que está ahí -o el equipo más tarde- tiene que estar dispuesto las 24 horas, los 365 días. Y que eso lo tienes que asumir además con alegría, no como sacrificio, sino a nivel profesional. Hay muchas profesiones que exigen esa disponibilidad… yo lo viví en mi casa. Las cosas no se aprenden cuando uno te las manda: se aprenden si ves que alguien lo cumple. Y sobre todo, hay que aprender de los problemas, porque en la cerámica lo fundamental es que dos y dos no son cuatro: todo tiene que pasar por una cocción y esa cocción te da lo que te da. Aquí tienes que estar continuamente haciendo pruebas y más pruebas. Cuando tengas problemas, haz pruebas, porque de 10, una o dos te saldrán bien. Las pruebas y los fracasos son los que siempre te dan una luz para seguir.

  • El paso a los hornos túnel debió ser todo un cambio cultural.

El pasar de una tecnología a otra fue una gran transición y fue muy, muy dura, con muchos fracasos al empezar y pasándolo muy mal. Entonces seríamos entre 30 y 40 personas en la empresa, y desde ahí al presente, cuando somos 250 en Peronda, hay una transición enorme, pero siempre se ha ido buscando personas éticamente cualificadas: con conocimientos técnicos y sobre todo éticos. He procurado rodearme de gente ética y honrada.

  • ¿Hay algún cambio de los posteriores que ha vivido el sector que le resulte comparable o aquello fue el mayor salto que ha vivido en el cambio tecnológico?

Sí, después ha habido bastantes cambios importantes. Desde el encasillado manual a la encasilladora. Y luego fue muy importante pasar de la bicocción a la monococción. Fuimos los segundos en incorporarla. Creo que el primero fue Zirconio en aquella época, y ese paso duró unos cuantos años en el sector. La monococción fue cosa de Torrecid: ellos lo introdujeron, y con ellos debo decir que fuimos su primer cliente en los años 60, por cierto.

  • ¿Ha pensado alguna vez en qué hubiera pensado su padre si se hubiera asomado a un proceso normal de producción del año 2005, 2010 o 2015? ¿Qué le hubiera sorprendido más?

Muchísimas cosas. Ten en cuenta que desde el año 72 hasta ahora que estamos en 2021, pues la tecnología en la cerámica ha sido bestial. Nosotros, entonces, trabajábamos la pieza de 15 por 15 y 11 por 11. Hoy día estamos trabajando con piezas de 3 metros por 1,50. Imagínate, ya sólo hablar de dimensiones yo creo que asusta. Y además de piezas hechas en prensa, a pensar en el sistema continuo. Eso no es pasar un mundo, sino cuatro.

  • ¿Qué importancia tiene el clúster?

A la provincia de Castellón le ha ido muy bien trabajar en conjunto todos -Universidad, asociaciones, empresa auxiliar…- eso es importantísimo. Aquí tenemos toda la empresa auxiliar, porque todas las máquinas y todas las técnicas las tenemos aquí a 20 kilómetros. Eso ha sido un gran éxito, fundamental. Todos nos hemos beneficiado. Además, tener la Universidad aquí en Castellón y todas las asociaciones de técnicos, fundamentalmente ATC, ha sido vital.

  • ¿Qué aprendizaje requiere un director general de una empresa? Es decir, ¿Qué aptitudes y qué cualidades requiere ese trabajo?

Fundamentalmente tener la suerte y buscar rodearse de un equipo. Y delegar, saber delegar. Eso es lo que debería hacer un buen dirigente: rodearse de gente capacitada, éticamente correcta y delegar. Y que ellos a la vez deleguen. Y después exigir, siempre exigir mucho. Uno puede exigir y hacer que la gente se sacrifique, pero uno tiene que dar ejemplo y sacrificarse más.

  • Comentemos una de las peculiaridades de la empresa familiar: el proceso de sucesión.

Así es. Eso nosotros lo preparamos. Yo primero tuve un consenso con mi equipo técnico, le preparé sobre la idea que yo tenía de la transición. Cuando yo ya me estaba colocando en los 60 años, ya les preparé sobre cómo teníamos que formar el equipo que nos tenía que jubilar a todos.

  • No solamente la transición del propio puesto, sino de todo el equipo.

De todo el equipo. Entonces, eso lo consensuamos. A nivel de fabricación, para mí han sido muy importantes Serafín Tortosa y Ángel Olmos. Han sido dos personas básicas. No quiero extenderme más porque no sé dónde tendría que cortar, pero en fin, Arturo Corella, Ricardo Marín… todos son técnicos que han estado conmigo y me han ayudado mucho. Todos esos técnicos se han jubilado y son los que han preparado al nuevo equipo que ahora está funcionando. En el proceso, el gerente estaba en mi despacho. No era transmitirle lo que yo quería, sino que viera lo que yo hacía.

  • Hacerlo así, ¿Fue una intuición?

Eso fue innato del equipo de Peronda. Pensamos que con la gente que teníamos y con la gente que ya teníamos en plantilla, era como teníamos que hacer la transición. Y ya se preparó. Veíamos cómo nuestras facultades iban disminuyendo y pensamos cómo sería posible hacerlo.

  • Es mucho mejor tomarlo con tiempo, con perspectiva.

A nosotros nos ha ido muy bien. Tampoco quiero yo dictar normas en esto. Pero fue bien, la prueba es que Peronda, desde que yo me jubilé, se ha triplicado.

  • ¿Qué experiencias profesionales le han marcado? Esas en las que se ha dicho a sí mismo “He aprendido mucho de este caso concreto” por algún motivo.

Peronda siempre ha procurado ser pionero en las tendencias de fabricación. Por ejemplo, fuimos pioneros en el 60 por 60 cm. Y así hemos ido siempre en las nuevas técnicas. Pero seguimos ahí. Ahora estamos en plena fase de empezar a lanzar la continua, que eso también es una tecnología muy importante, que dará mucho que hablar en un futuro.

  • La mejor prueba de lo activo que está, a pesar de estar jubilado, es que intentamos hablar de hitos y los más importantes que le vienen a la cabeza son los que están ahora en marcha.

Dos o tres veces por semana, o casi todos los días… vengo a un pequeño despacho que tengo en la planta 2. Y desde allí, uno de mis hobbies es, no digo controlar, pero sí observar todo el proceso de fabricación. Es para mí una forma de seguir en esto. Aparte de que yo sigo en el consejo de Peronda y doy mis opiniones y mi experiencia.

  • ¿Es la velocidad con la que se producen los cambios hoy en día uno de los factores diferenciales respecto a los años 60, 70? Es decir, ¿Hoy tienen que estar el doble de atentos para reaccionar lo más rápido posible que hace 70 años respecto a todos los aspectos del mercado?

Cada vez los plazos son más cortos. Es fundamental decidir, en el momento que pasa el tren, que tú te has de subir y decidir en qué vagón te metes. Si en el primero, en el segundo o en el último. Yo creo que el quid está en decidir en qué momento incorporas la nueva tecnología.

  • Que no sea demasiado pronto ni demasiado tarde.

No, ha de ser pronto.

  • Y ha de hacerse bien.

El quid está en la inversión que supone y en los dolores que eso produce. Porque la primera vez que haces algo lo haces mal. Y la segunda y la tercera. Y después, otra cosa muy importante que Peronda también ha tenido en cuenta es no trabajar para ya mismo, sino siempre en vistas de que la empresa esté diez o veinte o treinta años trabajando, ¿eh?

  • Tener luces largas.

Eso a mí me lo han inculcado, en fin, en cursos que hemos hecho o gente que has tratado, porque también lo hemos trabajado mucho en cursillos. Entre ellos, a nivel de la Asociación de Técnicos Cerámicos eso ha sido continuo y no deja de serlo. ATC ha sido fundamental.

  • En unas décadas se ha pasado de un sistema cerrado, de no compartir los secretos industriales, a asumir que la innovación está en el adn de la empresa.

Me gusta este tema. Cuando yo empecé en las primeras décadas, todo el mundo estaba cerrado en su casa y aunque todo se sabía, nadie quería que se supiera. Y eso la gente se ha dado cuenta que era una estupidez. Peronda siempre ha trabajado con puertas abiertas y teníamos muchas puertas abiertas con muchas fábricas, a las que les ayudábamos y nos correspondían. Había una gran colaboración y sigue habiéndola.

  • Los valores solo funcionan si se creen. Al final, si uno se lo cree, se nota.

Es que además no es fácil, ¿eh? El transmitir y delegar no es tarea fácil, porque en el día a día es más cómodo hacer una cosa que enseñarla. Pero es una cosa que tienes que machacar mucho en todos los escalones para ese día a día romperlo y perder un día enseñando, y otro. Hasta que ese trabajo ya no lo tendrás tú, ya te lo hará el señor en el que has delegado. Eso es fundamental.

  • ¿Cómo ve usted el estado de la investigación cerámica en estos momentos. ¿Está bien situada España?

Rotundamente sí. Además, yo que en eso he vivido toda la evolución de España comparada con Italia. Hoy te diría que muchos italianos han de venir aquí para ver nuestras técnicas. Y además, a nivel de productividad, a nivel de laboriosidad, más que productividad, somos mucho mejores que los italianos.

  • En la comercialización, Italia siempre nos ha sacado ventaja.

Exactamente, a nivel de comercialización yo creo que nos han dado siempre sopas con honda los italianos y nos siguen dando. La prueba son los precios medios, aunque en ese aspecto estamos adelantando mucho.

  • ¿Qué aspectos del sector le generan hoy curiosidad e ilusión por seguir estando atento a su evolución?

El cambio que se está haciendo ahora comercialmente y la nueva mentalidad de la gente dirigente actual, que yo aplaudo, es la lucha en el aspecto comercial.

  • ¿Qué le diría a un técnico cerámico que termina sus estudios hoy?

Yo le aconsejaría a un licenciado, un ingeniero que ingrese ahora en una empresa, que se pusiese unos tejanos y una camisa vieja y empezase por ir al atomizador y estuviese un mes trabajando; que después se fuese a prensas y así recorriese todas las secciones. Pero no que fuese a que se lo explicasen, que trabajase. Que se ensuciase y trabajase allí, en prensas, esmaltación en todo el proceso de fabricación. Que echase seis meses, un año, para ser el peón de cada sección. Eso es fundamental para después, cuando tú algún día tienes que mandarlo, saber exactamente lo que estás mandando. Para mí eso es fundamental.

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